Bienvenido al extraño y rentable mundo de los fans adultos de Lego, donde la creatividad y la delincuencia hacen lo suyo
El 4 de octubre de 2018, un joven francés llamado Louis llegó a casa del trabajo y encontró la ventana de la puerta de su casa destrozada. El veinteañero supuso que se trataba de otro pequeño delito en las afueras rurales de París, donde vivía con sus padres. Pero cuando vio el brillo familiar de un pequeño ladrillo de plástico rojo en la entrada, se le revolvió el estómago. Eran sus Lego.
En la jerga de la famosa marca de juguetes, Louis es lo que se conoce como un «Adult Fan of Lego» (AFOL, por sus siglas en inglés) y uno de los más fervientes.
Su abuela le regaló su primer set de Lego por su sexto cumpleaños, momento en que desarrolló una afición que mantiene hasta la fecha.
Bajo su seudónimo Republicattak (la «c» que le falta es un error ortográfico de la infancia), comparte en su canal de YouTube sus construcciones personalizadas con temática de Star Wars.
A diferencia de muchos aspirantes a influencers, mantiene su identidad en secreto, aparte de su nombre de pila, para evitar la vergüenza en el trabajo. «Si no, sería muy incómodo, porque lo que se ve en mis videos es a un adulto con juguetes», confiesa por Zoom con su marcado acento francés.
Un colorido delito
Aquel día de octubre, sus juguetes estaban por todas partes. Las piezas de colores se esparcían por el camino fuera de su casa: una placa base verde por aquí, un ladrillo amarillo inclinado por allá.
Mientras Louis seguía el rastro, reconoció trozos de sus construcciones más preciadas: una cabina rota de su nave X-Wing, las bandas de rodadura negras arrancadas de su Clone Turbo Tank o una minifigura de soldado de asalto coja que miraba impotente desde el interior de su casco. «Era como una película de terror, pero de Lego», recuerda.
Aunque sus padres no estaban, Louis temió que el intruso siguiera dentro mientras empujaba la puerta rota. Nervioso, siguió el rastro de Lego hasta su dormitorio.
Desde aquel primer regalo de su abuela, había adquirido, catalogado y desempolvado con esmero (solo limpiar el polvo supone mucho trabajo, comenta Louis) más de 300 juegos valorados en casi 20,000 dólares.
Ahora, su colección parecía haber sido arrasada por certero disparo de la Estrella de la Muerte. Modelos enteros habían desaparecido, cajas en perfecto estado estaban destrozadas y los restos de sus construcciones más valiosas estaban esparcidos por el suelo.
Riqueza de otro tipo
Su dinero y sus computadoras seguían ahí, pero el Halcón Milenario que le habían regalado sus padres había desaparecido, al igual que el Clone Scout Walker original de su abuela.
Lo más doloroso de todo es que los intrusos habían destruido la enorme obra original de Lego que llevaba 10 meses construyendo, una instalación de 35,000 piezas a la que llamó «Puerta Imperial».
«Realmente sentí como si me faltara una parte entera del estómago. Era tal la pérdida que me derrumbé en el suelo. Me pegué en la cabeza contra el suelo. Luego me levanté y me golpeé la cabeza contra las paredes gritando. Salí corriendo y gritando. Grité durante al menos 10 o 20 minutos», afirma.
Esa tarde, grabó lo que dijo que era su último mensaje en YouTube. «No sé lo que voy a hacer. Realmente era mi pasión. Este es el final de este canal», dijo a la cámara de su teléfono conteniendo las lágrimas.
Louis creció en la edad de oro de los Lego. La empresa, con sede en la pequeña ciudad danesa de Billund, inauguró hace poco un campus similar a Googleplex para sus 2,000 empleados.
Cuando la visité el año pasado, la empresa había colocado en la entrada una minifigura de Lego del tamaño de King Kong. En el vestíbulo, un Bugatti de Lego a escala real lucía sus faros. 15 millones de turistas al año acuden al emblemático parque temático Legoland, situado al final de la calle, y hay una fábrica de Lego de un kilómetro y medio de largo funcionando las 24 horas del día, 361 días al año, produciendo casi 5,000 millones de piezas al mes.
Un mundo de Lego
Ahora mismo, hay 8,300 millones de figuritas de Lego en el mundo, más que seres humanos.
El boom también ha dado lugar a un mercado secundario multimillonario para las construcciones más codiciadas. Investigadores de la Escuela Superior de Economía de Rusia descubrieron que, entre 1987 y 2015, las inversiones en Lego rindieron alrededor de un 10% anual, más que las acciones, los bonos, el oro y objetos de colección como el vino o los timbres postales.
Un set de Lego del Centro de Mando Espacial que se vendía por unos 25 dólares en 1979 vale hoy más de 9,000.
«Los inversionistas en Lego obtienen grandes utilidades de la reventa de construcciones sin empaquetar, sobre todo los raros, que se produjeron en ediciones limitadas o hace mucho tiempo», explica Victoria Dobrynskaya, una de las autoras del estudio.
Pero la inversión en Lego tiene un inconveniente: la delincuencia
En 2012, la policía detuvo a un ejecutivo de Silicon Valley de 47 años por engañar a las tiendas para que le hicieran descuentos en los sets de Lego y luego revenderlos en eBay.
Años más tarde, en 2015, un hombre de Florida de 46 años y su madre fueron condenados por robar unos 2 millones de dólares en Lego de tiendas Toys R Us desde Maine hasta California.
Ya en 2020, unos ladrones perforaron el muro del almacén de Fairy Bricks, una organización benéfica de Inglaterra que dona juegos de Lego a niños enfermos en hospitales de todo el mundo, y se dieron a la fuga con 810,000 dólares en piezas.
Ese mismo año, la policía detuvo a 3 sospechosos polacos acusados de robar en tiendas de juguetes Lego de toda Francia como parte de una red delictiva internacional.
Y la falsificación es aún más rentable: en Shanghái, la policía desarticuló recientemente una banda criminal acusada de fabricar y vender más de 50 millones de dólares en Lego falsos.
Antes de que le robaran sus piezas, Louis había dedicado cada lista de deseos de cumpleaños y Navidad, cada euro que ganaba cuidando el jardín de sus padres, a su colección.
Cuando su abuela se quejaba de las piezas que ensuciaban su dormitorio, él le decía que no podía culparlo, que había sido ella quien le había iniciado en la afición.
En la escuela, su obsesión se convirtió en un lastre. «Se hizo más difícil. Me miraban como al tipo que sigue jugando con Lego», cuenta. Pero cuando ganó un concurso en clase de arte por construir un elaborado puente con ladrillos, «eso bastó para cerrarle la boca a todo el mundo sobre que Lego era algo infantil», afirma con orgullo.
Louis lanzó su canal de YouTube en 2011, tomando el nombre de su set favorito de Star Wars, el Low Altitude Assault Transport.
Los youtubers de Lego están por todo el mundo, desde aficionados serios con pocos seguidores hasta influencers profesionales con canales patrocinados y fans en todas partes.
Los que se dedican a los Lego de Star Wars están entre los más populares. Louis se dio a conocer creando sus propias escenas del universo Star Wars. Estos MOC, abreviatura de «my own creations» (mis propias creaciones), se consideran obras de arte entre los conocedores de Lego.
Los MOC de Louis eran puntillistas e ingeniosos, fieles a la historia original de La guerra de las galaxias pero a la vez imaginativos y novedosos: una violenta emboscada en el exuberante planeta Felucia o una patrulla de la República en la gélida estación de Hoth.
«A mucha gente le encanta tomar una escena de una película y reconstruirla en Lego, pero a mí me parece muy aburrido, la verdad. Me encanta construir algo con una primera idea en mente. Y luego, a medida que construyo, surgen más y más y más ideas: ‘Oye, ¿por qué no hacer algo con nieve? Vale, veamos qué tipo de piezas tengo», cuenta.
Después de clases y los fines de semana, Louis pasaba largas horas construyendo y grabando sus construcciones para su canal de YouTube. Sus videos mostraban su pasión por lo que hacía: tenía un logotipo de «Republicattak Productions» al estilo de Star Wars; largas escenas de sus construcciones acompañadas de «Rondo Alla Turca» tocada al piano.
Aunque en la escuela se burlaban de él, Louis encontró en internet una legión de fans de Lego con su misma afición. Viajó a convenciones y torneos de construcción de Lego.
Ensamblando amistades
Fue en un concurso informal donde Louis conoció a Victor, otro fanático de los Lego de Star Wars. Ambos tenían 10 años y se hicieron muy amigos, visitándose para construir juntos.
Pronto se colocaron entre los YouTubers de Lego de Star Wars más populares de Francia, conocidos por el tamaño y el alcance de sus MOC. «Éramos los 2 únicos que hacíamos creaciones enormes», me cuenta Victor (al igual que Louis, en la comunidad AFOL solo se le conoce por su nombre de pila y su alias de YouTube).
Victor, aspirante a cineasta, impresionó a Louis con su talento cinematográfico. Sus MOC captaban momentos de acción e incluso gore: un grupo de clones de seguridad disparando contra una avalancha de cazarrecompensas, una masacre de clones decapitados con sangre hecha de piezas rojas. Cuando empezó a vender en Internet sus propias minifiguras artesanales, Louis fue uno de sus primeros clientes, deseoso de apoyar a su amigo.
En 2018, Louis comenzó a construir su mayor MOC hasta la fecha: la Puerta Imperial. Imaginó una cadena montañosa gris, imponente como los Pirineos, cortada por la mitad por el Cuerpo Imperial de Ingenieros para construir una carretera. Habría una central eléctrica, una presa y, lo más espectacular, un gigante cuadrúpedo mecánico de transporte blindado atravesando la cordillera. «Sé que esto puede sonar raro, pero para mí era realmente como mi bebé», afirma.
Una amistad que se desmorona
Pero a medida que crecía la fama de Louis en la comunidad AFOL, su amistad con Victor empezó a resquebrajarse. Según él mismo reconoce, Louis se había vuelto engreído cuando su número de seguidores en YouTube superó al de Victor.
«Cuando estás en YouTube y consigues subir, se te sube también a la cabeza», comenta. Entonces Victor ganó algunos concursos de Lego de renombre, y su propio canal de YouTube superó al de Louis.
«Rápidamente pasé por encima de él en cuanto a seguidores. No quiero parecer engreído, pero los franceses no son los mejores constructores, así que no tenía competencia. Incluso Republicattak no está considerado un constructor muy bueno, aunque tenga una gran colección», me dice Victor.
Ambos se estaban distanciando como suelen hacerlo los amigos de la infancia. Se conocían desde sexto año, un par de niños obsesionados con los X-Wing y las piezas de colores. Ahora estaban creciendo y siguiendo caminos distintos.
Victor, que vivía en París, se convirtió en el chico cool de la ciudad: se dejaba crecer el pelo, añadía canciones de hip-hop a sus videos y perseguía su sueño de ser director y actor. Louis se quedó en casa de sus padres, en el campo, tranquilo y solitario mientras jugueteaba con sus construcciones.
La siguiente vez que Victor fue a casa de Louis resultó ser la última. Era el verano de 2018. Louis ya había pasado la mayor parte del año construyendo su Puerta Imperial. Víctor husmeó entre las pilas de sets de Lego sin caja de Louis y encontró uno que le sugirió que abrieran y construyeran juntos: la Batalla de Scarif.
Basada en la película Star Wars: Rogue One, el set de 2017 se inspira en una de las misiones rebeldes más dramáticas: robar los planos secretos de la Estrella de la Muerte de un búnker fortificado en la playa del planeta Scarif. Con 419 piezas y cuatro minifiguras, no era un set muy grande ni complejo. Pero Louis era meticuloso con su habitación de Lego, y aún no tenía ni el espacio ni las ganas de construirlo.
Louis dice que Víctor no se lo tomó muy bien y que, tras muchos «lloriqueos», se marchó enfadado. Víctor resta importancia al momento, diciendo que, sencillamente, cada uno tomó su camino. Los amigos dejaron de encajar. Tras lo sucedido con la batalla de Scarif, pasaron meses antes de que volvieran a hablarse.
Un mundo raro
Desde fuera, toda subcultura parece extraña e incomprensible para los que no la conocen. Los AFOL se mueven en un ecosistema obsesivo de páginas web, TikToks, Instagrams, convenciones, lugares de intercambio, mercados negros y concursos dedicados al culto de las piezas de Lego.
Los más acérrimos peregrinan a Billund, donde el carpintero danés Ole Kirk Christiansen fabricó los primeros ladrillos hace 90 años. Para muchos, construir con Lego es una experiencia casi espiritual.
«Se trata de tener la mentalidad de aprovechar siempre las infinitas oportunidades», dice Esben Christensen, un hombre de 76 años que toca en la banda de música de Lego con su hijo. «Se trata de ver qué puedo sacar de estos ladrillos», añade.
Santiago Carluccio, un AFOL de 32 años de Buenos Aires, Argentina, pasó dos años estudiando danés y compró un boleto de ida a Billund con la esperanza de conseguir un trabajo de diseño en la empresa. Mientras tanto, cocina salmón escalfado y calabaza salteada en la cafetería Mini Chef, donde los robots sirven la comida en piezas de Lego de plástico gigantes. «Lego forma parte de mi forma de ser», me dice.
Lego es muy consciente del valor de sus fans adultos; la empresa calcula que el 20% de sus ventas son adultos que compran juegos para sí mismos. En su sede central, en el centro de la ciudad, tiene una Galería de Obras Maestras de MOCs AFOL.
Un Árbol de la Creatividad de 15 metros, compuesto por más de 6 millones de piezas, se eleva desde el vestíbulo. Hay flores de Lego, elaboradas máquinas de Rube Goldberg de Lego, un cepillo de dientes de Lego del tamaño de una escoba, detallado hasta las cerdas.
Lego y sus millones de posibilidades
«Una de nuestras filosofías es mostrar las infinitas posibilidades de las piezas», me dice Stuart Harris, el maestro constructor de la galería, mientras contemplamos un tiranosaurio rex naranja y rojo de 3 metros de altura. Me da una bolsa con 6 ladrillos rojos y me dice que se pueden encajar en 915 millones de combinaciones.
«Puedes tener algo en mente sobre lo que quieres crear. Pero luego es ingeniería: ¿Cómo voy a hacerlo? ¿Qué tipo de ladrillos y técnicas voy a utilizar? Lo divertido e inspirador es el reto», describe.
Cuando los compañeros AFOL de Louis vieron su lacrimógeno video de despedida, se mostraron muy indignados. El video se difundió rápidamente por la comunidad de fans adultos, acumulando más de 22 millones de visitas y provocando un saludo del influencer de YouTube PewDiePie.
«Esto me rompe el puto corazón. Todos estos años de duro trabajo ARRUINADOS», comentaba un espectador. Otro respondió: «Quienquiera que haya hecho esto es una persona HORRIBLE. No solo le robaron sus Lego, sino básicamente toda su vida».
A medida que crecía la indignación, Ryan McCullough, un AFOL de Florida, lanzó una campaña de GoFundMe para ayudar a reemplazar las construcciones robadas de Louis.
Con un poco de ayuda de los AFOL
«Su habitación fue saqueada y casi todos sus Lego robados. Sería increíble ayudarlo a reconstruir su colección», publicó McCullough, que esperaba recaudar unos 1,000 dólares.
En 24 horas, sus seguidores habían donado unos 19,000, suficientes para reponer toda la colección. «Es una sensación indescriptible», recuerda Louis. Incluso recibió un paquete de la sede de Lego. Dentro había un nuevo set de la última película de Star Wars firmado por los diseñadores y por el director de la película, J.J. Abrams.
Pero incluso con el dinero para reponer su colección, no había forma de recuperar lo que los juegos robados habían significado para él. «Son recuerdos que no tienen precio», dice Louis. Ya no se atrevía a seguir construyendo: «Es difícil construir algo después de lo que pasó», relata. Intentó terapia, pero no le sirvió.
Y lo que era aún más angustiante, el caso seguía sin resolverse. Tras registrar la casa de Louis, la policía no encontró pruebas que permitieran atribuir el robo a ninguna persona. Aunque debió de hacer falta un camión para llevarse todos los Lego de Louis, ningún vecino dijo haber visto nada sospechoso.
La policía se molestó por el video de Louis, diciéndole que había hecho un flaco favor al caso al darle al ladrón una razón para deshacerse de los objetos robados, dificultando aún más la detención. Le instaron a guardar silencio mientras intentaban encontrar al ladrón. (La policía no ha respondido a las peticiones de comentarios de Business Insider).
Manos a la obra
Pero como pasaban los meses sin que se avanzara en el caso, Louis empezó a intentar resolver el crimen por su cuenta. A altas horas de la noche, chateaba en Discord con 13 de sus amigos AFOL de todo el mundo: jugadores, estudiantes, ajedrecistas, profesionales. Actuando como detectives de Lego, elaboraron una lista de sospechosos y buscaron motivaciones y pistas.
¿Quizá había sido un coleccionista que apreciaba tanto el Clone Scout Walker de Louis que estaba dispuesto a forzar la puerta para conseguirlo? ¿O tal vez un miembro de la banda polaca de Lego, sospechosa de robar en jugueterías francesas, tenía ahora como objetivo a los influencers de Lego?
Los investigadores rastrearon las páginas web del mercado secundario de Lego (Brick Link, Brick Economy, Brick Picker) en busca de números de serie que coincidieran con los sets robados y comprobaron las ventas de garaje en los alrededores de París. «Es muy agotador, porque tienes miles y miles y miles de vendedores», dice Louis.
No encontraron nada. Pero llegaron a una conclusión: no se trataba solo de un delito relacionado con el dinero. Los ladrones dejaron otros objetos de valor en casa de Louis, y la destrucción de sus construcciones parecía demasiado violenta, demasiado selectiva. Los sets destrozados, las figuritas desmembradas: parecía más una masacre que un robo.
Louis y sus compañeros decidieron que se trataba de un crimen pasional. Como me dice Jehan Mesbah, uno de los amigos de Louis: «Esto tenía que ser por venganza».
Armar un caso de Lego
En mayo de 2019, siete meses después del robo de Louis, parecía que nunca se encontraría a su ladrón. A pesar de buscar pistas en internet durante meses, él y sus amigos no habían encontrado nada. Pero, en su propia mente, Louis seguía volviendo a una sola persona.
Poco después del robo, la policía le había pedido una lista de todas las personas que había conocido en la comunidad AFOL. Eran las personas con más probabilidades de haber comprendido el valor de su colección y de saber que era un blanco fácil. Louis les dio una extensa lista, incluido su viejo amigo Victor.
Cuando Louis encontró su habitación de Lego destruida, Victor se acordó inmediatamente de él. No habían hablado desde la pelea. Además, Victor era la única persona de la comunidad AFOL que sabía dónde vivía.
«Más allá de mi familia, era una de las 3 personas que lo sabían. Sé con certeza que los otros 2 no tienen ningún interés en Lego», señala Louis.
Y había algo más que planteaba dudas sobre Victor. Entre los YouTubers AFOL, practicaba un tipo muy específico de arte escénico: le encantaba publicar elaborados videos de sí mismo destruyendo sus construcciones de Lego. En un video de 2016, 2 años antes del ataque a la Puerta Imperial de Luis, Victor publicó un video en cámara lenta en el que aparecía destrozando una de sus enormes construcciones de Lego con un mazo, al compás de la Sinfonía n.º 9 en re menor de Beethoven.
«1 año de construcción y 100.000 piezas destruidas en menos de 3 minutos», presumía en el pie de foto. Irónico y estridente, se presentaba como el Gallagher nihilista del mundo AFOL, un chico diabólico al que le encanta destrozar cosas.
Así que Victor parecía tener tanto un medio como un motivo. Pero cuando Louis planteó el nombre de Victor a sus padres, estos le instaron a ser racional. «No puedes juzgar a alguien así. No tienes ninguna prueba. Quizá esta persona sea totalmente inocente», le dijeron.
Louis se mostró de acuerdo. Pero una gran parte de él esperaba que Victor fuera el ladrón de Lego. Pero entonces la policía le dijo algo que alimentó sus dudas. A sugerencia suya, dijeron, se habían puesto en contacto con Victor en los primeros días de su investigación, pero aún no habían tenido noticias suyas. Tampoco Louis, aparte de recibir lo que él llama «un mensaje cordial» de Victor unos días después del robo. Si Victor era inocente, se preguntó Louis, ¿por qué no cooperó inmediatamente con las autoridades?
Louis envió un mensaje de texto a Victor y le pidió que se reuniera con la policía. «De acuerdo. Si quieren una reunión, si eso puede ayudar, lo haré», respondió Victor. A pesar de las sospechas de Louis, parecía como si Victor aún quisiera ser su amigo, como si no pasara nada. Después de algunas idas y venidas, Victor li invitó a París. «¿Quieres venir a mi nuevo departamento y hacer mi primer MOC nuevo?», le escribió Victor.
Cara a cara nuevamente
Louis decidió aprovechar la invitación para tomar cartas en el asunto. Quería ver por sí mismo lo que Víctor podría estar ocultando. Le respondió aceptando la invitación. Pero, añadió, aún no estaba preparado para construir más Lego, estaba demasiado traumatizado por el robo. Sugirió que se reunieran y pasaran el rato juntos.
Preocupado por la posibilidad de que Victor grabara su encuentro para YouTube, también le hizo una petición: «Nada de video». «¿Nada de video?¿Por qué desconfías tanto de mí?», replicó Víctor. «Es que no quiero hacer videos. Solo quiero una reunión de amigos», respondió Louis.
En cuanto vio a Victor en un café de París, Louis sintió nervios. No sabía qué pensar y temía que sus dudas fueran obvias. «Fue muy incómodo. Sabía que tenía que fingir. Tenía mis sospechas, pero al mismo tiempo seguía dudando. No sé si lo hizo él o si yo me estoy portando mal porque él es inocente», recuerda Louis.
Mientras charlaban, Victor se maravilló de cómo el video de Louis sobre el robo se había hecho viral. Hasta su peluquero lo había visto. «Estaba muy entusiasmado con toda la atención. Le gustaba mucho la fama», dice Louis. Victor también le contaba a Louis historias sobre la fama que estaba encontrando en su propia vida, dirigiendo videos musicales y de moda y actuando en películas.
Después de comer, le enseñó a Louis su nuevo departamento. Louis buscó algunas de sus piezas entre los muchos juegos de Lego de Victor, pero no vio nada. Por mucho que quisiera enfrentarse a Victor, se abstuvo. Era su mejor amigo desde la infancia y enfrentarse a él podía romper esa conexión para siempre. «Si acuso a alguien que no ha hecho nada, estaría acabando con nuestra amistad. Así que no quise hacerlo», dice Louis.
Triste aniversario
Cuando se cumplió el primer aniversario del robo, seguía sin haber novedades sobre el caso. En abril de 2020, Victor invitó a Louis a hacer un livestream con él en su canal de YouTube. Louis aceptó, pensando que Victor podría delatarse sin querer. «Quería intentar acercarme a él con la esperanza de que me dijera algo», relata Louis. En lugar de eso, se limitaron a hablar de Lego como en los viejos tiempos. «Acabamos como relajándonos y construyendo, como cuando éramos más jóvenes», afirma.
Ese mismo mes, Louis recibió noticias de la policía. 18 meses después del robo, por fin habían hablado con Victor. «Tuve que ir a la comisaría y dar mi huella dactilar», me cuenta Victor vía Zoom desde su departamento de París.
Con su pelo oscuro ondulado y su camisa de rayas desabrochada hasta el centro del pecho, se parece un poco a Timothée Chalamet. Dice que no estaba evitando a la policía, sino que le costó meses de contactos telefónicos y llamadas perdidas concertar la entrevista.
Victor se anima al describir lo que considera la absurda línea de interrogatorio de la policía. «Creaban teorías inverosímiles», dice. La policía le dijo que algunos de los pocos Lego que no le habían robado a Louis eran figuritas que Victor había diseñado a medida para su amigo. «Si no te las han robado, es porque son tuyas», insistía la policía. Victor dice que intentó razonar con ellos. «Vamos, sean realistas», les suplicó.
Al final, nunca se presentaron pruebas que relacionaran a Victor con el crimen. Pero como el dolor del robo seguía atormentando a Louis, no pudo seguir callado. En noviembre, por sugerencia de su novia, por fin se enfrentó a Victor. Un amigo de verdad, le escribió Louis, habría hablado antes con la policía, en lugar de dejar que la situación se alargara tanto.
El dolor y la sospecha
Victor respondió. No podía creer que Louis pensara que él podía ser el ladrón de Lego. «Me molestó mucho que sospecharas de mí y que tuviera que pasar un día en comisaría. Fue extremadamente humillante», le contestó. El dúo dinámico de AFOL franceses ya no existía. No habría más MOC, ni naves Rebeldes en miniatura atacando bases Imperiales repletas de figuritas de clones, ni más livestreams en YouTube. «La mayor víctima tu robo soy yo, porque he perdido mi amistad contigo», escribió Victor.
Viendo los videos de Victor destruyendo sus propias construcciones de Lego, es fácil imaginar la violencia con la que destrozó los queridos MOC de Louis. Cuando el mazo se balancea, la música suena y los ladrillos vuelan, toda una vida de amor y Lego se hace añicos en un instante. Quienquiera que destrozara el trabajo de Louis y robara sus construcciones no solo se llevó algunas valiosas, sino que abrió una brecha aparentemente irreparable entre él y Victor.
Pero, ¿puede un fan de Lego, incluso uno que hace arte de la destrucción, destruir el sueño de otro constructor? Cuando hablo con Victor, compara la fugacidad de sus MOC con la belleza de los mandalas de arena del budismo tibetano. «Al cabo de 2 meses, te cansas de ver tu creación todos los días. Porque ves los defectos. Así que para mí, el verdadero placer es cuando consigo destruirlo», describe.
Nadie ha sido acusado de robar la colección de Louis, y Victor se mantiene firme en que él no lo hizo. Se enteró del robo como cualquier otro, dice, cuando alguien le envió el video. «Me quedé como ‘¿Qué diablos? ¿Hay gente que de verdad hace eso? Guau'». Dice que se sorprendió aún más al descubrir que su amigo sospechaba que él era el ladrón de Lego.
«Pensaba que en esta comunidad había cierto sentido de… cómo decirlo… no de lealtad, sino de hermandad. Y yo pensaba: ¿Cómo has podido acusarme?», continúa.
Victor sabe que algunos miembros de la comunidad AFOL siguen sospechando de él, pero parece desconcertado por la notoriedad, riéndose de ella de una manera que es a la vez autosuficiente y un poco maliciosa.
Un giro en la trama del misterioso robo de Lego
Si alguien fue capaz de cometer el crimen, me dice con una sonrisa irónica, quizá fue él mismo: Louis, de quien sospecha que organizó el robo para hacerse famoso en internet. «En un momento dado, fue mi teoría. Porque es verdad que, aparte de mí, nadie conocía su dirección. Vive en el campo. Está escondida. No puedes encontrar la casa aunque quieras», cuenta Victor.
Estos días, dice Victor, está demasiado ocupado trabajando como cineasta para dedicar mucho tiempo a su Lego. Está más dolido que enojado por haber perdido lo que tenía con Louis.
«Ojalá las cosas hubieran ido de otra manera y siguiéramos construyendo juntos», dice. Cuando le pregunto qué tenían en común Louis y él para crear ese vínculo, se encoge de hombros. «Solo los Lego. nada más», dice.
Hoy, Louis vuelve a subir videos en su canal de YouTube Republicattak. «Es tremendo la cantidad de mensajes de apoyo que he recibido. Fueron muy conmovedores. Eran muy dulces y llenos de compasión. Cuando los lees, solo puedes llegar a un resultado, que es continuar», comenta.
Ahora está reconstruyendo su obra magna, la Puerta Imperial, que quedó destruida durante el robo. Si el ladrón de Lego lo atacó por celos, el plan le salió mal. Toda la atención ha hecho a Louis más famoso que nunca. Con más de un millón de suscriptores, ahora es el YouTuber de Lego número 1 en Francia.
A lo largo de nuestras numerosas entrevistas, Louis ha dicho en muchas ocasiones que no tiene ni pruebas ni ganas de implicar a Victor. No ha llegado a la conclusión de que su antiguo amigo fuera, de hecho, el autor. Pero todavía se encuentra pensando en algo que Victor ahora insiste en que dijo en broma.
Era febrero de 2019, unos meses después del robo. Victor asistía a una convención de Lego en Alemania cuando se cruzó con uno de los amigos de Louis que intentaba resolver el caso. El amigo blandió su teléfono y empezó a grabar a Victor.
«La pregunta sigue siendo, ¿robaste las cosas de Louis?», preguntó.
Victor sonrió descaradamente, miró directamente a la cámara y respondió con dos palabras: «Tal vez».
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